macizos

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miércoles, 11 de abril de 2012

capitulo 3




Pablo está a punto de salir al trabajo. Lleva una sonrisa en los labios, el sueño le ha dejado un buen sabor de boca. Se fija en los rosas que hay en una estantería.
--¿te trajeron estas rosas?
Mariano le sonríe:
--Cómo crees que una chica me iba a regalar rosas. Las encontré en el portal. Se parecen a los que llevaba Alberto. Yo creo que son para ti.
--¡¡de él tenía que ser. No puede haber alguien más loco¡ ¿¿y porqué los recogiste?
--pobrecito. Además los rosas no tienen lo culpa.
--Ahora ese tonto para a creer que los tomé yo.
--Pudo tomarlas cualquiera.
Pablo mira a su amigo con reproche:
--sí un loco como tú.
-- Alberto es buena onda a no ser que pienses en conocer al hombre de tus sueños --dice con burlo.
Pablo medio sonríe pensando en el buenorro de sus sueños.
--¡¡una cosa no tiene nada que ver con lo otra¡
Pablo saca las flores del jarrón y los tira a lo basura:
--¡¡ese es su sitio¡¡


Pablo sale de su casa, justo en el portal se encuentra con Alberto.
--¿porqué no saliste anoche?
Pablo mira a Alberto sorprendido.
--¡no me lo puedo creer¡ ¿¿cómo eres de obstinado? ¡¡es que no se te mete en la cabeza que nunca voy a querer nada contigo¡ ¡¡lo tuyo es de psiquiatra¡ ¡¡estás mal de la cabeza¡
Pablo va hacia su auto pero Alberto se pone en la puerta. No lo deja pasar.
--no me digas así --dice él muy triste-- porque no entiendes que te amo? Yo creo que si me das otra oportunidad podemos volver a ser felices.
Pablo se desespera:
--¿porqué no entiendes tú que nunca te di una oportunidad? ¡¡no me hables como si hubiera habido algo entre nosotros porque para mí tu no existes¡
Aunque las palabras del hombre lo lastiman no se desanima. Está seguro que tarde o temprano conseguirá el amor de Pablo.
--no sé bien porque estás enojado conmigo, porque me niegas de esa manera pero….
Pablo no lo deja seguir lo mira incrédulo:
--¡no puedo creer lo que oigo¡ ¡largo y déjame meter en el auto¡
Pablo iba a meterse en su auto por la puerta del acompañante pero Alberto se acerca:
--tenemos que hablar, tenemos que aclarar este malentendido.
Alberto se muestra dulce, él está muy molesto.
--¡¡aquí el único malentendido es que estoy harto que le hayas dicho a todo el mundo que soy o fui tu novio cuando no es cierto¡ ¿¿porqué no se te mete en la cabeza que no me interesas? ¡¡no me molestes, no hagas tonterías como la de anoche¡
Alberto sonríe enamorado:
--¿te gustó la serenata?
--¡¡no¡¡
Pablo se aparta de él. Quiere ir a la parada de taxis, Alberto sigue detrás de él.
--Yo sé que sí te gustó. Por algo te llevaste mis flores.
Pablo se muere de rabia. Piensa que si su amigo estuviera ahora con él lo mataba.
--¡¡claro que no¡ ¡no sé de qué flores hablas¡
--de las que te dejé en el portal.
Pablo hace gestos a un taxi para que se acerca a él:
-¡¡por favor, no seas tan iluso¡¡ ¡yo acabo de bajar. Tus cochinas flores los pudo agarrar cualquiera. Seguro que hasta las tiraron¡
El taxi ya se ha parado. Pablo va hacia él.
--¡¡ya déjame en paz, Alberto¡ ¡Me vas a hacer llegar tarde, tengo que ir al aeropuerto a buscar a un nuevo socio¡
--pues te llevo.
--claro que no.
--mi amor, tenemos que hablar. Después de los momentos maravillosos que pasamos no me puedes dejar así¡
Alberto es muy dulce, está muy enamorado. Pablo está muy herido por lo que pasó con Martín para fijarse en su hermano. Mira a Alberto con la esperanza que él acabe por entender que no son nada.
--¡¡estaba borracho¡ ¡Alberto, yo ni recuerdo lo que pasó¡
Alberto lo acaricia:
--pero yo sí y fue maravilloso y no te veías tan borracho --dice cariñoso.
Pablo le da un empujón y harto de él le dice:
--¡de acuerdo pues si entre tú y yo hubo algo... Rompemos. Rompo contigo¡¡ ¡¡ya está.¡
Pablo se mete en el taxi:
--¡de prisa¡
Alberto golpea la ventanilla:
--mi amor, me vas a perdonar. Nuestra ruptura no será definitiva.
Alberto corre un momento detrás del taxi hasta que ya no puede más:
--¡¡te amo, mi amor¡ ¡¡te juro que haré lo que sea para que me perdones¡
Gente que pasa por la calle lo mira con burla. A Alberto no le importa nada:
--es mi novio. Se ha enojado conmigo pero yo haré lo que sea para que me perdone.
La gente le sonríe y se va. Pablo se siente tranquilo cuando más se aleja de Alberto. Piensa en el hombre del sueño. Se excita.
--No, los sueños no tienen nada que ver.
A parte que quedó demasiado herido:
--estoy mejor solo.

Pablo está en el aeropuerto. Lleva un cartel en las manos con el nombre de Félix. De pronto queda extasiado. Pablo reconoce en la silueta del chico al hombre de su sueño. Sus ojos se topan con el del otro. Pablo reconoce los ojos del hombre del sueño. Los dos se miran con intensidad y el uno piensa del otro que es el hombre más bello que ha visto en el mundo. El otro le sonríe coqueto. Pablo lo mira. El uno queda atrapado en la mirada del otro. Pablo se ruboriza al ver que Félix se acerca a él.
--Hola --dice con una sonrisa muy seductor.
A Pablo le gusta pero quiere ir con prudencia:
--perdona --le dice con ironía-- estás muy bonito pero estoy esperando a alguien.
Félix le sonríe coqueto:
--si claro. Me estás esperando a mi.
--Si vale, no manches. --Pablo molesto creyendo que juega con él.
Pablo se aparta de él. El galán queda a su espalda. A Pablo se le van los ojos a su lindo trasero. Le gusta, lo desea.
--¿de dónde salió este ángel? –piensa.
Y piensa en el sueño, en las palabras de su amigo.
--¡no, no puede ser¡ ¡¡olvida esas tonterías.¡ --dice para si.
Pablo ha quedado muy herido por su relación con Martín y no quiere volver a caer en los brazos de cualquier chico guapo que se le acerque. Félix sonríe. Ese chico le gusta mucho, también le gusta que él lo rechace. Se pone delante de él. Pablo lo mira nervioso:
--perdona, estoy aquí por trabajo –Pablo.
Y Pablo con el letrero en los manos busca a todas lados esperando al hombre que lo "rescate" de caer en los brazos de ese joven tan guapo que lo está seduciendo. Félix muy pegado a él. Pablo no se atreve a girarse. Lo embriaga el aroma de él,
--y es que encima huele rico --piensa Pablo que está sexualmente muy atraído hacía el otro.
--perdona pero te dejaron plantado, que mala onda. Yo jamás dejaría plantado a un chico como tú. --dice con ironía.
A Pablo le gusta mucho pero le parece un fresco y por eso lo rechaza:
--¡perdona, bonito, pero tengo cosas que hacer yo¡
El desconocido extiende su mano:
--Félix, me llamo Félix.

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