miércoles, 9 de mayo de 2012

capitulo 23


















A media tarde Félix llega al departamento apresurado.
--Llego tarde. He quedado con mi hermano. Me ducho y me voy. No me esperes.
Félix se va desnudando por el camino. Mariana se derrite, le duele que no piense en ella como mujer pero disfruta con lo que ve.  Félix se dirige al baño. Es un hombre feliz. Félix sale desnudo del baño. Se seca la cabeza con la toalla. No hace más que pensar en Pablo.
--¡vamos a ser felices, para siempre¡
Félix está dispuesto a luchar contra lo que sea pero no va a renunciar a lo mejor que le ha pasado en su vida. Mariana lo espia a lo lejos. Le encanta ver a su amado desnudo, él no llega a verla. Ella disfruta y sufre en silencio.

Félix y Alberto han quedado cerca de la mansión de su padre. Los dos se abrazan.
--¿y este auto?
--Es de una amiga, es casi mi hermana. Nos criamos juntos.
--¿me dejas conducirlo? --dice Alberto impresionado.
Va mirando el auto diciendo:
--es mejor que el que te iba a regalar papá.
A Félix le incomoda que le hablen de Enrique.
--¿y tu hermano? ¿no iba a venir?
--No, parece que tuvo un compromiso.
--No me quiere conocer no? --pregunta Félix algo triste.
--él es un poco raro. No le hagas caso.
Alberto abraza a su hermano por el cuello:
--¡¡yo soy tan feliz¡ ¡¡estoy seguro que me reconcilié con mi novio¡
 Félix se alegra por él.  Mientras Alberto conduce le explica:
--me dio el beso más rico que me han dado. Aún no me acaba de perdonar pero seguro que pronto se me da ¿y qué hay de tu novio?
--Pues iba a venir pero su mejor amigo tuvo un problema.
--Los amigos de los novios son un fastidio. Mi novio tiene un amigo que es peor que un grano en el culo.
Los dos hermanos van hablando tranquilamente sin sospechar que hablan del mismo chico.

Pablo ayuda a Mariano a llegar a su casa. Tiene una pierna rota.
--deberías ir a tu cita, yo estoy bien. Sólo ha sido un susto, una estúpida caída.
--los amigos están para ayudarse.
--sí pero no soy un inválido. Vete tranquilo.
--como crees que te voy a dejar solo. Ya veré a Félix mañana.

Un día más tarde, Pablo y Félix han salido a pasear. Han estado todo el día juntos. Luego salen a cenar. Van llegando a su barrio muy abrazados.  Justo en la puerta Félix lo mira pícaro:
--No me dejas pasar?
--No, es ya muy tarde. Mariano debe estar dormido y no lo quiero despertar.
--No haremos ruido --dice Félix con cara de depravado.
--No. No haremos nada. Será mejor que vayas a tu casa y te des una ducha fría.
Pablo lo rechaza con cariño. Félix insiste porque lo quiere sentir cien por cien suyo.
--no tiene nada de malo que hagamos el amor. Ni que fuera tu primera vez.
La mirada libidinosa de Félix le indican a Pablo que él joven está demasiado ansioso por disfrutar sus cuerpos:
--tan importante es el sexo para ti?
Félix le acaricia la mano con dulzura aunque lo mira con cara de sexo:
--es importante. No lo que más pero lo es. Lo que pasa es que si vamos a tener una relación seria...
--por favor, dame tiempo –le suplica Pablo poniendo su mano en los labios de Félix para que no siga.
--no confías en mi?
Félix pone una cara de pícaro bondadoso a la que es muy difícil decir que no pero Pablo aún no está seguro de nada, sólo que desea vivir el día a día.
--dame tiempo.
--Está bien. Mañana cenamos en familia. Ha insistido mi hermano y bueno, será en un restaurante. Terreno neutral ¿serás mi pareja?
--si claro.
Pablo le da un beso leve en los labios y se va rápidamente. Sabe que si se para y lo vuelve a mirar es muy fácil que caiga en la tentación porque el muchacho está muy guapo y a él le gusta mucho. Félix lo mira triste. A Félix le duele darse cuenta que la desconfianza está entre ellos.

Es en la mañana, Pablo se está vistiendo. Mariano calienta leche. Va en bóxers. Llaman al timbre.







.
--¡ve a abrir, que es Félix¡
Mariano abre sin mirar. Lleva una muleta. Alberto entra a empujones.
--¡oye, qué haces, vete¡
Pablo sale sin camisa. Con los pantalones desabrochados. Alberto suspira enamorado. Lo ama y lo desea.
--mi amor…
Pablo no lo escucha. Lo echa a empujones.
--¡que sea la última vez que entras así en mi casa¡ ¡¡no te quiero ver más¡
Alberto sigue actuando como si fueran novios.
--Mi amor, ya no te enojes conmigo. Yo hago lo que quieras pero tenemos que ser felices.
Pablo echa a Alberto de un empujón.
--¡Olvídate de mi¡
--Eso no me lo pidas.
Pablo le cierra la puerta en las narices. Alberto no se rinde. Saca una tarjeta del bolsillo y se la pasa por debajo de la puerta.
--Vamos a cenar en familia esta noche a las 8. Te espero.
Pablo agarra la tarjeta y sin ni mirarla la tira al cubo de la basura. Alberto se está ya alejando cuando aparece Félix. Los hermanos siguen sin coincidir. Mariano, que sigue en bóxers, da conversación a Félix mientras Pablo acaba de vestirse y sale con su mejor sonrisa. La compañía y los besos de Félix son lo mejor para olvidar el mal momento que ha pasado. Junto a él se olvida de todo.










Y llega la noche, Pablo lleva su mejor traje. Mariano lo mira divertido:
--Lo vas a deslumbrar. Espero que lleves condones.
Pablo se enoja con Mariano pero de broma. Le tira un cojín.
--No seas payaso.
--a poco no es lo que tú quieres? --dice Mariano con complicidad.
Pablo sonríe y suspira enamorado.
--¡¡si, sí¡ ¡¡Ya no puedo callar más¡ ¡¡lo amo y lo quiero todo y ya es hora que él lo sepa¡ ¡¡él no sabe lo que lo quiero y ya es hora que lo sepa¡¡
Mariano le guiña el ojo y mete en su bolsillo un condón:
-- Tú ve a por todas.
Los dos amigos hablan muy animados:

Félix está muy ilusionado. Va muy elegante. Mientras se agacha para ponerse los zapatos se le cae algo de bolsillo. Mariana se agacha y se ruboriza al ver que son unos preservativos.
--¡¡eres un bestia¡ --dice Mariana más avergonzada y celosa que molesta.
Félix le pone la mano en los hombros:
--Estoy enamorado. Sé que fui yo el que metí la pata y ahora lo tengo que arreglar.
Muestra algo que tiene en el bolsillo. Es una alianza de oro. Mariana abre los ojos como platos:
--¿¿¡te vas a casar con él?¡ ¡si se acaban de conocer¡
--No claro que no --dice Félix divertido-- pero quiero que pierda sus miedos, que sepa que lo amo y que quiero hacerlo feliz.
Mariana abraza a Félix:
--¿estás seguro que no quieres venir?
Mariana hace que no con la cabeza:
--No quiero ser un estorbo para ti.
--No digas eso. Eres mi hermana.
--Pero es tú día. Tienes que disfrutarlo con Pablo.
Félix abraza a Mariana muy contento.
--¡¡hoy va a ser un día especial¡ ¡¡lo sé. Estoy seguro¡
Mariana se muere de amor pero como siempre se lo traga.

En el restaurante, Martín está ya esperando a Félix con sus dos hijos. Martín está algo forzado. Alberto está ansioso. Espera que en el último momento Pablo aparezca. Mariano tira el cubo de la basura sin querer con el bastón. Se cae la tarjeta del restaurante. La agarra por curiosidad.
--¿¡pero qué es esto?
Está horrorizado:
--¿¿es la misma cena??
Trata de avisar a su amigo pero se ha dejado el celular. Mariano se queda muy angustiado. Alberto se emociona al ver a Pablo. No tiene dudas que ha llegado porque lo ama, porque quiere tener algo con él. 
--¡Pablo, viniste¡
Pablo se ha quedado en shock. No entiende nada. Si no fuera porque en ese momento está Félix, que llega del lavabo y se está subiendo la cremallera, creería que se ha equivocado de restaurante. Le toma de improviso.  Alberto besa a Pablo en los labios. Félix se queda sorprendido al ver a su novio besándose con su hermano. Pablo no hace nada. Es como una estatua. Mira a Alberto, a Félix le parece una pesadilla. Félix está conmocionado. Pablo y Félix se miran con dolor. En realidad lo saben todo pero no lo quieren aceptar. Alberto abrazado a Pablo dice a Félix:
--¡¡Es mi novio¡ ¡¡Pablo ha venido porque me ha perdonado¡ ¡¡nos vamos a casar¡
Eso es toda una puñalada para Félix.

No hay comentarios:

Publicar un comentario