macizos

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martes, 24 de abril de 2012

capitulo 11




Félix está conmocionado. Sabe que la idea que Mariana se hiciera socia de esa empresa mexicana con la que ahora trabaja se inició estando su madre enferma. A Félix le duele que su madre usara a Mariana para acercarlo a su padre. Félix se aparta de él.
--¿quién es usted? ¿usted es el dueño de la empresa?
Enrique le enseña la carta que le ha dejado la difunta. En ella están los datos de Félix, le dice que si no está en esa empresa lo estará pronto y que allá le pueden ayudar a encontrarlo. Enrique no es bueno como pareja pero como padre sí quiere responsabilizarse. Félix se lleva las manos a la cabeza. Todo está pasando de una manera inesperada y le parece una pesadilla.
--¿¿qué es todo esto?
--Eres mi hijo. Mi tercer macho. Mi tercer orgullo. No sabes que ganas tenía yo de conocerte.
Félix se aparta de ese hombre molesto. Enrique lo quiere acariciar:
--soy tu padre. Te guste o no soy tu padre.
Félix se aparta de él:
--¡¡pues no, no me gusta.¡
--Mira muchachito. Tampoco te alces. Los padres son para toda la vida. El pasado no existe. Ahora tu obligación es perdonar a tu padre. Quiero que lleves mis apellidos.
Félix se aparta de él:
--¡¡y un cuerno. Se puede ir al diablo¡
Enrique bofetea a su hijo:
--¡¡a mí me respecta. Soy tu padre¡
Félix lo mira con mucha rabia. Se golpea los puños para no bofetear a su padre.
--¡¡usted no es nada mío¡ ¡¡ni se le ocurra volver a acercarse a mi y menos a ponerme la mano encima¡¡
--¡¡lo haré los veces que sean precisas. Soy tu padre y es mi derecho si me faltas al respecto¡¡
Félix mira a su padre con desprecio:
--Nunca debí venir.
Rompe las cartas, tanto la que su madre le escribió a él como a Enrique. Félix va hacia la puerta.
--¡¡te ordeno que vengas hacía aquí¡¡ ¡¡tú no te vas hasta que yo te lo diga¡¡ --Enrique.
Félix se gira lo mira molesto:
--¡¡usted a mi no me ordena nada¡
--¡¡eres un malcriado. has necesitado mucha mano dura¡ --Enrique.
Félix lloroso le dice:
--sólo necesité a mis padres juntos.
La tristeza del joven hace sentir culpable a Enrique y no hace nada para retenerlo. Félix se va corriendo hacia el despacho de Pablo. Pablo se levanta. Corre hacia él. Los dos se abrazan. Él llora en sus brazos:
--mi padre ha aparecido de la nada y viene exigiendo cosas como si tuviera derecho.
Pablo besa a Félix con mucho cariño en la mejilla:
--yo estoy a tu lado.
--que bueno que te conocí.
Félix se siente muy refugiado en los brazos de Pablo y él desearía tanto no verlo triste. Félix se seca sus lágrimas:
--ven, vámonos. No quiero seguir aquí.
Los dos se van en el auto. Maneja Pablo. Félix está muy callado.
--No me quieres contar nada?
--No, no me siento bien. ¿me llevas al hotel?
--No.
--En serio. Ahora no sería muy buena compañía.
--No me importa. Los amigos están en las buenas y en las malos. Sino ¿¿qué gracia tendría?
--Es que no tengo ganas de nada.
Félix está tan triste, Pablo desearía abrazarlo. Sin dejar de conducir, mirando al frente. Le busca la mano. Él le agradece su ternura. Le besa la mano.
--lo siento pero no te voy a dejar solo. Es una orden de mi jefe ¿recuerdas? –Pablo cariñoso.
Félix sonríe con amargura:
--ahora podemos hacer una excepción.
--pero fíjate tu que no. Si te quedas en tu hotel me obligarás a quedarme en tu habitación. Los dos solos.
Félix mira a Pablo. Traga saliva.
--y eso no estaría bien ¿no? –Pablo cariñoso.
--¿y entonces? --pregunta él con timidez.
--confías en mí?
--por supuesto.
Pablo lo lleva a un parque. En plena naturaleza. Muchos árboles, sonido de pájaros, agua. Muy bucólico. Se paran frente al estanque de los patos.
--siempre me gustó este sitio. Cuando me siento mal vengo acá. Me relaja. Me hace sentir bien.
--Es un lugar precioso.
Pablo lo mira coqueto:
--aunque no tanto como tú.
Aunque no se siente muy bien le gustan los halagos del hombre:
--eso sólo lo dices para que no me sienta mal.
Los dos frente a frente. Pablo lo mira. Lo acaricia:
--te lo digo porque es verdad.
Pablo acerca sus labios a los de Félix. Es un beso lleno de ternura, de una cálida pasión. Pablo no quiere afrontar el después. Le da la espalda y mira a los patos. Félix lo abraza por la espalda:
--gracias por existir.
Se quedan los dos así un buen rato, frente al agua. A Félix le relaja el lugar. La compañía. Caminan dos juntos. Pablo le toma tímidamente de la mano.
--Te puedo comentar algo?
--si es de mi papá ¿no?
Pablo sonríe.
--Si es de él. Sólo te quería decir que el rencor no es bueno.
--¿y si es justo que después de 24 años llegue ahora con reclamos?¿con golpes?
Pablo lo acaricia:
--No claro que no pero yo creo que deberías demostrar que tú eres mejor que ese hombre.
--Tal vez no lo sea --dice triste.
--Lo eres. Si tu padre no se ocupó de ti demuestra que tú sí te puedes ocupar de él.
--No sé. No me gusta ese hombre.
--pero es tu papá.
--No, papá es algo más. Es un bruto. Compadezco a sus pobres hijos. Se habrán criado a golpes. A saber cómo serán --dolido, molesto.
--¿y no tienes ganas de conocer a tus hermanos?
--No lo sé. Se me hace raro. Mi hermana del alma fue Mariana. Nos criamos juntos. Mi mamá fue sirvienta en su casa pero me trataron como uno más. De hecho el abuelo de Mariana pagó los gastos de su enfermedad, el entierro. Ella es mi familia. No necesito nada más.
Pablo le da un dulce beso en la mejilla:
--sólo quiero que no te dejes llevar por el rencor.
--si el premio es este --dice Félix con una sonrisita.
--No. No lo es.
Y lo besa en los labios.
--es este --dice Pablo coqueto.
Félix le guiña el ojo, le quiere hablar de lo que está sintiendo por él. Pablo no quiere.
--ya me tengo que ir.
Félix se da cuenta que Pablo no quiere compromisos y aunque le gustaría aclarar la situación también entiende que es muy pronto, que todo ha pasado muy deprisa.
--si tienes que volver a la oficina te acompaño.
--No tengo que ir al super. Hoy me tocaba a mí y ya se me había olvidado.
--Pues te acompaño. No tengo ganas de encerrarme en el hotel. ¿cenamos luego?
--de acuerdo.
Los dos se miran fascinados.

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