macizos

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lunes, 23 de abril de 2012

capitulo 10




Juan Cruz trata de escupir veneno para lastimar a Pablo.
--vaya, sí que eres rápidita bonita. Alberto aún llora por ti y tú ya estás con otro --dice Juan Cruz hiriente.
--Entre Alberto y yo no hay nada --Pablo molesto.
--No es lo que dice él --Juan Cruz.
Félix se levanta. Agarra del brazo a Juan Cruz:
--a mí el pasado de Pablo no me importa. Déjanos en paz.
--¿y sabes que se acostó con dos hermanos?
Félix se sorprende. Pablo siente vergüenza. Félix besa la mano de Pablo:
--ya te dije que no me importa nada de su pasado.
Félix acaricia los labios de Pablo y los besa. Pablo se deja llevar. Muy molesto Juan Cruz se va. Pablo se aparta de él.
--se la creyó.
En realidad no era difícil porque los dos se gustan y mucho. Muy sonriente Félix dice:
--finges muy bien, cualquiera diría que estás enamorado de mí.
Pablo suspira, no dice nada pero sus ojos lo dicen todo. Por suerte van llegando los platos.
--te quería decir que los cosas no son como las dijo Juan Cruz.
--no me interesa.
--pero yo no quiero que tengas un mal concepto de mí.
--te aseguro que no pasará.
--Sólo he tenido un novio. Me lastimó mucho.
Félix nota herido. Le acaricia la mano:
--el de la M ¿cómo es que se llamaba? Es que soy muy malo para los nombres.
--Mejor, no merece la pena hablar de él.
Félix desea conocer a Pablo bien, se nota que siente deseo hacia él pero también tiene miedo.
--lo quisiste mucho?
--Si fue mi primer novio. Mi primera vez.
--¿y qué pasó?
--No quiero hablar de eso --dice comiendo como si nada.
--Te pegó? --pregunta él que quiere llegar hasta el fondo del corazón de él.
-- hay formas peor de maltratos pero en serio; No quiero hablar de eso. La culpa fue mía.
--tú no tienes la culpa que aquel tipo fuera una basura.
Pablo mira al rostro de Félix y siente que no le importa nada. A su lado podría olvidarse de todo.
--yo debí dejarlo hace años y no seguir con una relación que me atormentaba.
--pero estabas enamorado.
Pablo cambia de tema:
--y que hay de ti? Supongo que a muchos le has roto el corazón.
--no tantos --dice pícaro.
Félix le guiña el ojo. Pablo está muy excitado. Los dos lo están.

Pablo y Félix están cenando y disfrutando el uno de la compañía del otro.
--así que tus padres con mexicanos.
--No, mi madre era argentina. Mi padre no sé quien fue pero parece que sí era de acá.
--¿no sabes quien fue?
Como si no le importara él dice:
--No, abandonó a mi madre tras preñarla.
--¿y te gustaría conocerlo?
--No.
Félix no lo mira a los ojos. Pablo se da cuenta que sufre por eso y lo mira con ternura. Le enternece descubrir en ese chico tan guapo, de aparente vida perfecta es un ser muy tierno que ha sufrido en su infancia. Se hace un silencio. Pablo está fascinado por Félix. A parte de belleza es muy tierno por dentro. Desea tanto protegerlo, desea que él sea el hombre de sus sueños.

Pablo llega a su departamento feliz.
--¡¡Félix es maravilloso¡ ¡¡es el hombre perfecto.¡
Mariano ha visto sufrir tanto a su amigo que siente su felicidad como si fuera suya.
--me alegro por ti amigo. Te lo dije. Él es el hombre de tus sueños.
Aunque aún le parece un poco pronto para eso, Pablo siente que su corazón se le va a salir del pecho. Félix cada vez está más dentro de él.

Al día siguiente, Félix está ya en la puerta esperando por Pablo. Éste lo pasa a recoger. Los dos se miran contentos. Félix le da un beso en la mejilla.
--¿desayunaste? --le pregunta Pablo.
--No, te esperaba a ti –Félix.
--que bueno, pasaremos por la cafetería que hay en frente de la empresa. Por cierto, mi jefe te deja su auto para que no tengas que depender de mí –Pablo.
--no sé manejar --miente pero es que es que quiere seguir dependiendo de Pablo-- Tendrás que seguir siendo mi chofer.
--Ni modo.
Se sonríen. Es un “sacrificio” que a los dos les encanta.
--¿te puedo confesar algo? --le dice Félix tímido.
--si por favor. Nada me gustaría más que abrieras tu corazón a mí.
--Mi madre me dejó un sobre ante el notario, hace poco que murió pero no me atreví a leerlo.
--A lo mejor te quiere contar quien es tu padre.
--Por eso me da miedo leer el sobre. Igual lo llevo encima por si me animo.
--No pierdes nada.

Félix parece un niño asustado y eso es algo que apena a Pablo. A Pablo le provoca mucha ternura. Félix agacha la mirada. No entiende bien porque le ha confesado a Pablo lo de la carta pero le apetecía hacerlo. Pablo lo acaricia con ternura. Desea protegerlo y le nace de él darle un beso en los labios. No es un beso muy largo pero es un beso que los dos disfrutan mucho. A Félix le encanta porque ha sido iniciativa de él. Pablo se ruboriza un poco por su osadía. Félix no le dice nada pero lo mira fascinado. Pablo lo acaricia con mucho cariño:
--Es tu papá y es tu derecho saber quién es.
--él me abandonó.
Sus ojos llorosos llenan de ternura a Pablo. Piensa que ese joven nunca podrá hacerle daño. Le da confianza su clara mirada. La bondad que está descubriendo en su alma. Piensa en ese sueño en el que se le apareció su perfil. No tiene miedo a enamorase de él. Acaricia su melena, sus mejillas. Lo besa. Con sus labios seca las lágrimas del joven. Los dos vibran el uno en brazos del otro. Se funden en un cálido beso. Un beso de fuego, de pasión. De amor. Félix mira a Pablo con cara de enamorado. Los dos están derretidos el uno a los pies del otro. Félix quisiera decirle tantas cosas pero se da cuenta que Pablo no los quiere escuchar. Félix está contento por el cariño que le demuestra Pablo. Éste lo abraza. Se quedan los dos un buen rato fundidos el uno en el cuerpo del otro. Se acarician con mucha dulzura. Pablo trata a Félix con confianza. Como si fueran pareja y a Félix le encanta. Van juntos a la empresa. Pablo lo acompaña hasta su despacho. Le encanta su cuerpo. Verlo caminar. Su trasero es tan sexy. Además ha descubierto una belleza en su corazón que le encanta. Se despiden con amabilidad.
--si tienes dudas me vienes a buscar –dice señalándole su despacho.
Los dos están muy contentos, se sienten flotar pero disimulan porque el uno no quiere entorpecer el trabajo del otro. Félix entra en su despacho. Abre su maletín. Dentro el sobre que le dejó su madre. Nunca se separa de él. Espera tener valor para abrirlo. Pensar en Pablo le da fuerzas para abrirlo. En esa carta su madre le da un nombre, Enrique Laport, le confiesa que es un hombre de dinero que se burló de ella, que ella no le quiso decir que estaba esperando un hijo suyo. En ese momento la secretaria le anuncia a Félix que el señor Enrique Laport quiere verlo.
--¿¿cómo dice?
Félix no entiende nada. Es como si ese hombre estuviera saliendo de la carta que le ha escrito su madre. ¿cómo es posible? Enrique entra a la fuerza. Ha llegado a la empresa porque es la única pista que la carta que él ha recibido de su difunta ex amante le decía que allá le podrían dar información. No esperaba que su hijo se encontrara en ese lugar. Félix está sorprendido por la presencia de Enrique que lo abraza muy efusivo:
--hijo mío. ¿¿qué ganas de conocerte?
Félix acepta el abrazo aturdido.
--No me mires con esa cara. Yo recién me enteré. Soy tu padre.



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